Preparados para todo: así respondió Hospitales Pascual cuando más se necesitaba
Contenido ofrecido por Hospitales Pascual
Mientras todo se detenía, Hospitales Pascual siguió cuidando. La clave: previsión, tecnología y personas comprometidas

Durante el reciente apagón que afectó a todo el país, Hospitales Pascual mantuvo la actividad asistencial esencial en todos sus centros gracias a una combinación de preparación técnica, planificación eficaz y compromiso profesional.
Desde el primer momento, los sistemas de respaldo energético se activaron sin incidencias en todos los hospitales. Áreas críticas como urgencias, quirófanos, unidades de cuidados intensivos y hospitalización continuaron operativas. En el Hospital Virgen del Camino (Sanlúcar), por ejemplo, la actividad quirúrgica se mantenía en curso cuando se produjo el corte de luz. Ese día, se atendieron 226 urgencias, sin ningún incidente reseñable.
La previsión marca la diferencia
Todos los hospitales contaban con reservas de combustible y oxígeno suficientes para varios días. Esto no solo permitió mantener todos los servicios activos, sino también dar cobertura a pacientes con oxigenoterapia domiciliaria que, al quedarse sin electricidad en sus hogares, fueron derivados a los centros. Todos ellos fueron asistidos sin complicaciones durante la tarde y la noche.
En el Hospital Pascual de Lepe (Virgen de la Bella), el equipo médico decidió trasladarse al hospital por si era necesario actuar con rapidez ante cualquier incidencia, y la dirección permaneció en el centro durante toda la jornada. La colaboración con Protección Civil fue clave: se facilitó un sistema de comunicación por radio para mantener contacto con emergencias en caso de caída de red.
En El Puerto de Santa María, se activó un gabinete de crisis antes de las 15:00 h, se suspendió la actividad de tarde y se reorganizaron los recursos. Se habilitaron espacios para atender a más de 20 personas con equipos médicos eléctricos personales. Seis de ellas, procedentes de Rota, fueron alojadas durante la noche en habitaciones hospitalarias hasta que pudieron regresar a sus domicilios. Voluntarios entre el personal, incluidos celadores y supervisores, permanecieron en el centro para apoyar donde hiciera falta.
Un equipo entregado
En Cádiz, el Hospital San Rafael mantuvo activas sus urgencias, planta y UCI. El servicio de admisión, afectado por el corte informático, reorganizó su función: los trabajadores permanecieron toda la tarde para informar en persona a los pacientes que se acercaban al hospital sin saber que sus consultas se habían cancelado. Además, ante la imposibilidad de utilizar los ascensores, todo el equipo colaboró en el reparto de comidas a pacientes hospitalizados subiendo las bandejas a pie por las escaleras.
En varios centros del grupo, médicos y personal de guardia decidieron quedarse físicamente en el hospital, incluso cuando no era obligatorio, para poder actuar con rapidez si surgía cualquier incidencia. Enfermeras supervisoras, celadores y técnicos ofrecieron su ayuda voluntaria en todas las áreas, sin esperar instrucciones. La presencia activa de los equipos directivos en los hospitales fue clave para mantener una toma de decisiones rápida y eficaz.
Tanto desde los departamentos centrales como desde cada uno de los hospitales, se mantuvo una coordinación eficiente que aseguró y garantizó el bienestar y la atención integral de todos los pacientes.
Las ventajas de contar con la mejor tecnología
Los grupos electrógenos funcionaron de forma estable durante horas, gracias al mantenimiento preventivo que Hospitales Pascual realiza de forma periódica. En Sanlúcar, por ejemplo, fue la primera vez que el motor funcionaba de forma ininterrumpida durante tantas horas. El equipo de mantenimiento redobló su vigilancia y garantizó el rendimiento del sistema sin que se produjeran fallos.
En todos los hospitales, los técnicos de mantenimiento supervisaron sin descanso el funcionamiento de los sistemas de energía, conscientes de que la duración del apagón superaba con creces los cortes habituales. El esfuerzo fue sostenido y efectivo, lo que evitó complicaciones técnicas y permitió que el foco se mantuviera en la atención al paciente.
La coordinación entre dirección, asistencia, mantenimiento y personal de apoyo fue una constante en todos los hospitales. Y cuando las comunicaciones móviles fallaban o resultaban insuficientes, se activaron canales alternativos con los servicios de emergencia para asegurar la conexión con el entorno.
Una cultura de anticipación, no de improvisación
Lo ocurrido no fue una excepción gestionada con suerte. Fue el resultado de una manera de entender la asistencia sanitaria: con visión a largo plazo, inversión responsable y un equipo que asume la responsabilidad como parte de su identidad profesional.
Hospitales Pascual no solo siguió funcionando. Se adaptó, resolvió, asistió y cuidó. Y lo hizo con eficacia, serenidad y seguridad. Todos sus pacientes y los que fueron derivados allí de otros hospitales fueron atendidos con la excelencia que les caracteriza a pesar de las circunstancias.
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