María Auxiliadora, una advocación salesiana y gaditana
En la festividad de María Auxiliadora, que se celebra hoy sábado 24 de mayo, el autor repasa en este artículo la historia de una popular devoción mariana cuya primera noticia data del año 345
Novedades para la procesión de María Auxiliadora

Para todos los que hemos tenido relación con la obra salesiana, la advocación de María Auxiliadora de los Cristianos forma parte intrínseca de nosotros. Realizo sobre ella un pequeño recorrido histórico, en orden cronológico y yendo de lo general a lo local.
Esta advocación a la Madre del Redentor es muy antigua, ya fue utilizada en el año 345 por san Juan Crisóstomo. La referencia a la intercesión milagrosa de la Virgen en las causas, problemas y enfrentamientos con los enemigos de la cristiandad y la Iglesia ha sido una constante en todos los momentos de la historia. En 1492, culminada el 2 de enero la toma de Granada por los Reyes Católicos, el arzobispo Fray Hernando de Talavera instituyó ese día como la fiesta de María ‘Auxilio de los cristianos’.
En 1572, el Papa San Pío V incluyó en las letanías “María Auxiliadora, rogad por nosotros”, considerando crucial la intervención de la Santísima Virgen en el desenlace victorioso de la batalla del golfo de Lepanto ocurrida en 1571.
En 1600, los católicos del sur de Alemania prometieron honrarla con el título de Auxiliadora si los libraba de la invasión de los protestantes y terminaba la denominada, luego, Guerra de los 30 años. En 1638, erigieron en la plaza mayor de Munich, un triunfo de María Auxiliadora, rodeada por cuatro ángeles que simbolizan las victorias frente a la guerra, la peste, la herejía y el hambre.
El Papa Pío VII, prisionero del emperador Napoleón en Francia por su negativa a entregarle los Estados Pontificios, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía la fiesta de María Auxiliadora. El pontífice quedó libre, llegó a Roma el 24 de mayo de 1814 y desde entonces se declaró esa fecha como el día de María Auxiliadora.
En 1860, don Bosco, escribe por primera vez en el calendario “Galantuomo” y en la fecha del 24 de mayo, “Beata Virgen Auxiliadora”. Al año siguiente, en la misma fecha, “Santísima Virgen con el título bien merecido de Auxiliadora de los Cristianos”.
En 1862, se difundió en Italia la noticia de las apariciones de la Virgen en Spoleto, ciudad que entonces formaba parte de los Estados Pontificios gobernados por Pío IX. En una coyuntura política de enfrentamiento entre estos estados y el reino del Piamonte, inmersos en el proceso de unificación política de Italia, la advocación es utilizada asimilando entonces el Estado papal con la cristiandad y la iglesia.
Don Bosco, que siempre fomentó la devoción a María en las casas salesianas, en los primeros años veneraba y festejaba la advocación de la Inmaculada. Es en ese momento cuando entiende la advocación de María como intercesora, como mediadora en las causas difíciles y, por tanto, protectora de los jóvenes acogidos en las casas salesianas y de su obra. Así, en diciembre de 1862 comentaba al entonces clérigo salesiano Pablo Albera: “Nuestra iglesia de San Francisco de Sales es muy pequeña y no puede albergar más jóvenes. Construiremos una que sea grandiosa y más bella y le pondremos el título Iglesia de María Auxiliadora”. Manifestó también al salesiano Juan Cagliero, que luego sería misionero en la Patagonia y cardenal, la intención de construir una iglesia digna para la Virgen Santísima. “Hasta ahora -decía Don Bosco-, nosotros hemos celebrado con solemnidad y pompa la fiesta de la Inmaculada, porque el 8 de diciembre se dio inicio a nuestra primera obra. Pero la Virgen quiere que la honremos con el título de María Auxiliadora, los tiempos que corren son tristes, y tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana…”.
En 1868 ya había terminado de construir el santuario de María Auxiliadora en Turín, creado la Asociación de los Devotos de María Auxiliadora (1869) y fundado el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, las salesianas, (1872), además había editado diversas publicaciones sobre prodigios atribuidos a la advocación de la misma, convirtiéndose en propagandista y propulsor de esta devoción.
Los antiguos alumnos salesianos, en particular, y la comunidad educativa salesiana, en general, han sido siempre difusores de esta devoción. Desde 1903 se venera una imagen de la Auxiliadora en la iglesia conventual de San Francisco de Cádiz. Un antiguo alumno la donó, patrocinó su retablo y promovió los cultos en su honor, antes incluso de la llegada de los salesianos al barrio de San José (1904). Fue este el primero de muchos momentos en los que esta devoción se ha ido asentando en la ciudad.
Luego vino el retablo en la iglesia de San Pablo (1924), antes la procesión de María Auxiliadora por las calles del barrio (1915), la llegada de las Salesianas (1953), la presencia salesiana en el hospicio de Valcárcel (1961), la erección del Triunfo de María Auxiliadora (2007), su coronación canónica (2007), la conversión de la capilla colegial en Santuario Diocesano (2018) y su institución como templo jubilar (2025).
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