Crisis total en el Cádiz CF
El conjunto amarillo llega a la recta final de curso en medio de un clima irrespirable
Garitano pretende mantener al Cádiz CF 'enchufado'

Cádiz/Nada tiene que celebrar el Cádiz CF en estas dos últimas temporadas. Y menos aún después del vergonzoso espectáculo que ofreció la noche del pasado viernes 9 de mayo en el partido contra el Almería disputado en el estadio Nuevo Mirandilla. Le costó la misma vida vencer (2-1) a un adversario que jugó más de un hora en inferioridad numérica, primero con diez futbolistas y casi toda la segunda parte con nueve. El conjunto amarillo coqueteó con el ridículo y tras una persistente exhibición de ineptitud (una más), le dio la vuelta al marcador en el tiempo de prolongación con dos goles (minutos 95 y 97) que paliaron un bochorno histórico.
La sonrojante actuación en la penúltima cita en casa del curso fue la enésima demostración de la escasa aptitud del plantel. El día que la permanencia quedó prácticamente certificada fue cuando se respiró el ambiente más revuelto que se recuerda en la historia reciente. La gente no parece sentirse identificada ni con jugadores ni mucho menos con la directiva. Todos están cuestionados. El personal exige un cambio de rumbo que no tiene pinta que vaya a producirse. El distanciamiento es indudable.
El duelo andaluz estuvo cargado de tensión. Por un lado, entre los jugadores de ambas escuadras. La local buscaba tres puntos para terminar de cerrar la permanencia y la visitante para avanzar en su carrera por el ascenso. Por otro, los rojiblancos muy enfafados con el árbitro tras sufrir dos expulsiones. Y además, la más llamativa, la indignación de la afición cadista.
El partido amaneció torcido por el hartazgo de una hinchada cansada de todo y de todos. Poco después del comienzo, volaron billetes de 500 euros con la cara de Manuel Vizcaíno en protesta por una gestión que muchos aficionados no consideran precisamente buena. Se impone entre muchos la idea de que al presidente y al vicepresidente, Rafael Contreras, sólo les interesa su propio beneficio económico mientras no se las arreglan para armar un proyecto deportivo sólido.
La trayectoria deportiva del club es negativa y no invita al optimismo a tenor de lo sucedido en los últimos tiempos. Descenso de Primera a Segunda, descartado del objetivo del ascenso pese a contar con el límite salarial más alto de la categoría de plata y abocado a la lucha por la permanencia en un alarde de conformismo. Es como si el Cádiz CF hubiese sufrido otro descenso. No funciona el primer equipo y tampoco la cantera con cuatro descensos de una tacada y el filial condenado a la quinta división (Tercera Federación).
El deterioro institucional del club también es evidente. Buena parte de la afición no quiere a los actuales dirigentes, que además son los dueños de la entidad y no parece que vayan a marcharse mientras vean la posibilidad de negocio. Porque esto es un negocio. Los sentimientos son cosa de los seguidores. El distanciamiento es absoluto mientras existen dudas más que razonables sobre el diseño un proyecto solvente para la próxima temporada 2025-26.
La ruptura entre la afición y los futbolistas también es un hecho. La parroquia cadista llegó a reírse de los jugadores cuando durante mucho tiempo fueron incapaces de ganar un rival con nueve. Cuando llegó la remontada 'in extremis', hubo algún gesto hacia la grada que hizo aún más palpable la división. La situación es insoportable y los responsables están en el campo y en el palco. La afición bastante tiene con el sufrimiento que lleva encima.
En resumen, el Cádiz CF llega al tramo final de la campaña 2024-25 inmerso en una crisis que está a la vista de todos, en medio de un ambiente irrrespirable, con un doble divorcio entre la afición-dirigentes y afición-jugadores. Los puentes están rotos y los culpables, que son los propietarios del club, tienen la obligación de reconstruirlos si quieren que las aguas vuelvan a su cauce. La pelota está en su tejado. La cuestión es si saben jugarla. No hay margen para las excusas. Hay síntomas de agotamiento que ponen en duda la capacidad para poner al Cádiz CF en el lugar que se merece. El próximo reto es buscar una salida de una crisis que está a la vista de todos.
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