Lo que aún nos queda por cambiar

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14 de junio 2025 - 05:00

Pablo Lora, Responsable de Banco Mediolanum en Zona Sur.
Pablo Lora, Responsable de Banco Mediolanum en Zona Sur.

Al poco tiempo de haber empezado como asesor financiero leí una reflexión de Warren Buffett, uno de los inversores más reputados del mundo y una de las cinco personas más ricas del planeta, que ha marcado mi trayectoria. Y, 17 años después, en estos tiempos de incertidumbre económica tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, sigue vigente:

“En el siglo XX, EE. UU. sufrió dos guerras, la Gran Depresión, aproximadamente una docena de recesiones y pánicos financieros, impactos petroleros, una epidemia de gripe y la dimisión de un presidente salpicado por un escándalo. Aun así, el Dow Jones se elevó de 66 a 11.497. Uno podría pensar que habría resultado imposible para un inversor perder dinero durante un siglo marcado por tantas ganancias. Pero esto no fue así para algunos inversores. Algunos desafortunados compraron acciones solo cuando les pareció una opción cómoda y, más tarde, las vendieron cuando los titulares sembraban la intranquilidad”.

Muchas cosas han cambiado desde entonces, cuando la profesión de asesor financiero era desconocida y los clientes pensaban que nuestros servicios eran un privilegio reservado para solo unos pocos. Un tópico cada vez más superado, pues empiezan a ser conscientes de la importancia de que, independientemente de su patrimonio, puedan contar con profesionales que les ayuden a organizar sus finanzas a lo largo de su vida para alcanzar sus objetivos a corto, medio y largo plazo.

La principal causa de esta transformación es la mayor y más sólida regulación de la profesión, cada vez más alineada con la filosofía que hemos seguido siempre: poner al cliente realmente en el centro de nuestra actividad. Porque el asesoramiento debe ir más allá de los productos financieros: consiste en acompañar y ofrecer a cada cliente soluciones personalizadas, en función de sus necesidades, objetivos y momento vital.

Sin embargo, hay una mayoría de españoles que desconoce el valor añadido de un asesor financiero y, lamentablemente, eso ayuda a que la reflexión de Buffett siga estando de actualidad. Muchos inversores cometen el error de comprar caro -en momentos de euforia- y vender barato -en fases de pánico-, sin entender el contexto ni cómo afecta ese movimiento a su planificación.

Personalmente, me siento orgulloso de que mis clientes, sobre todo los más veteranos, ya no se alarmen cuando caen los mercados. Saben que es algo natural y que está contemplado en su planificación y sus estrategias de inversión. Como asesores, tenemos una obligación que excede el compromiso con nuestros clientes y hemos de ayudar a que la mayoría entienda el funcionamiento de los mercados para poder acercarles a la posibilidad de cumplir tanto con sus objetivos financieros como con sus metas personales.

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