¿Qué consecuencias habrá en el mundo si Irán cierra el Estrecho de Ormuz?

Geopolítica

La solicitud de Irán del cierre de un enclave estratégico para el comercio mundial tiene en tensión al mundo

¿Cuáles son los riesgos geopolíticos de esta potencial acción por parte de Irán?

Recreación de un petrolero pasando por el Estrecho de Ormuz
Recreación de un petrolero pasando por el Estrecho de Ormuz / M.R.M/IA

23 de junio 2025 - 08:31

El Estrecho de Ormuz vuelve a estar en el centro de la tensión internacional. El Parlamento de Irán ha solicitado formalmente el cierre de este paso marítimo estratégico, por donde transita aproximadamente el 20% del petróleo mundial, como respuesta a los recientes bombardeos israelíes contra infraestructuras atómicas y energéticas en territorio iraní y los posteriores ataques estadounidenses. Aunque la decisión final corresponde al Consejo Nacional de Seguridad de la República Islámica, la mera posibilidad ha disparado todas las alarmas en las cancillerías y mercados financieros internacionales, ante el riesgo de una crisis energética sin precedentes.

Esta escalada de tensión llega en un momento particularmente delicado para la región. Los bombardeos israelíes sobre instalaciones estratégicas iraníes, seguidos por operaciones militares estadounidenses contra objetivos de Irán, han elevado el conflicto a niveles no vistos en años. La muerte reciente de siete miembros de la Guardia Revolucionaria iraní en Damasco —atribuida a Israel— ha intensificado los llamados a una respuesta contundente desde Teherán, con el Estrecho de Ormuz como principal baza estratégica.

Un eventual bloqueo del estrecho tendría consecuencias inmediatas en los mercados energéticos globales, con previsiones que sitúan el precio del barril de petróleo por encima de los 100 dólares (unos 93 euros). Los principales afectados serían las economías altamente dependientes de la energía importada, especialmente Europa, Japón, China y gran parte del sudeste asiático.

La importancia estratégica del Estrecho de Ormuz

El Estrecho de Ormuz, ubicado entre las costas de Irán y Omán, constituye uno de los puntos geoestratégicos más importantes del planeta. Con apenas 54 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, representa una vía de paso obligada para el transporte marítimo de hidrocarburos procedentes del Golfo Pérsico.

Cada día, aproximadamente 13 grandes petroleros atraviesan estas aguas transportando más de 15 millones de barriles de crudo provenientes principalmente de Arabia Saudí, Irak, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Además, una cantidad significativa del gas natural licuado (GNL) que Qatar exporta a Europa y Asia también circula por este paso.

"El Estrecho de Ormuz es, sin duda, el cuello de botella energético más importante del mundo", señalan fuentes del sector petrolero consultadas por este medio. "Su importancia no solo radica en el volumen de petróleo que transita por él, sino en la imposibilidad de encontrar rutas alternativas viables a corto plazo".

Estrecho de Ormuz, en una vista de Google Maps
Estrecho de Ormuz, en una vista de Google Maps

Un historial de amenazas y tensiones

No es la primera vez que Irán utiliza la amenaza del cierre del Estrecho de Ormuz como herramienta de presión diplomática. Esta carta estratégica ha sido jugada en repetidas ocasiones, especialmente desde 2018, cuando el entonces presidente estadounidense Donald Trump decidió retirar a su país del acuerdo nuclear firmado en 2015, imponiendo nuevas sanciones económicas a la República Islámica.

En 2019, tras la imposición de restricciones a las exportaciones de crudo iraní, Teherán ya amenazó con bloquear el paso. La tensión se incrementó en 2021 con una serie de ataques y sabotajes a petroleros en la zona, incidentes cuya autoría nunca quedó completamente esclarecida, aunque fueron frecuentemente atribuidos a Irán o a grupos aliados.

Como medida preventiva ante posibles bloqueos, Irán impulsó entonces la construcción de una terminal petrolera alternativa en Jask, en el mar de Omán, conectada mediante un oleoducto de 1.000 kilómetros con los yacimientos de Goreh. Sin embargo, este proyecto, aunque ambicioso, resultaría insuficiente para compensar un cierre total del estrecho.

Consecuencias globales de un posible cierre

Un bloqueo efectivo del Estrecho de Ormuz desencadenaría efectos en cascada por todo el sistema económico mundial. El impacto más inmediato sería una subida brusca de los precios del petróleo, que los analistas sitúan por encima de los 100 dólares por barril, con el consiguiente efecto inflacionario en las economías globales.

Este encarecimiento repentino del crudo afectaría directamente a sectores clave como el transporte, la producción industrial, la generación eléctrica y la fabricación de fertilizantes agrícolas. Para Europa, que aún intenta diversificar sus fuentes energéticas tras la crisis provocada por la invasión rusa de Ucrania, supondría un nuevo y severo revés.

El mercado del gas natural también se vería gravemente perturbado, ya que Qatar —uno de los principales exportadores mundiales de GNL— envía la mayoría de sus cargamentos a través de esta ruta. Los países europeos, que han incrementado sus importaciones de gas qatarí para reducir su dependencia de Rusia, afrontarían problemas de suministro y precios más elevados.

Respuesta militar: la Quinta Flota estadounidense

Estados Unidos mantiene en la región su Quinta Flota naval, con base en Baréin, cuya misión principal es precisamente garantizar la libertad de navegación en estas aguas estratégicas. Cualquier intento de bloqueo por parte de Irán probablemente desencadenaría una respuesta militar estadounidense, con el riesgo de escalar hacia un conflicto abierto en una de las zonas más militarizadas del planeta.

"La probabilidad de un enfrentamiento directo entre Irán y Estados Unidos sería extremadamente alta en caso de cierre del estrecho", afirma un reciente análisis del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS). "Ninguna de las partes desea este escenario, pero la dinámica de acción-reacción podría conducir a una escalada incontrolable".

Los aliados regionales de Washington, como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, verían gravemente amenazadas sus exportaciones de hidrocarburos, con consecuencias directas sobre sus economías y estabilidad interna, lo que podría llevarles a presionar para una intervención militar coordinada.

¿Puede Irán permitirse cerrar el estrecho?

A pesar de la retórica beligerante, muchos expertos consideran que Irán es plenamente consciente de los enormes costes que supondría el cierre del Estrecho de Ormuz, incluso de forma temporal. La economía iraní, ya duramente castigada por años de sanciones internacionales, depende también del flujo comercial a través de esta vía marítima.

Además, un bloqueo efectivo requeriría operaciones militares sostenidas en el tiempo, lo que expondría a las fuerzas navales iraníes a una respuesta contundente por parte de Estados Unidos y sus aliados. El régimen de Teherán podría valorar otras opciones de respuesta menos drásticas pero simbólicamente potentes, como ataques selectivos o acciones de hostigamiento que no lleguen a cortar completamente el tráfico marítimo.

Sin embargo, la presión interna para dar una respuesta contundente a los ataques israelíes podría llevar a los líderes iraníes a considerar opciones que en circunstancias normales descartarían. "El riesgo actual es superior al de cualquier crisis anterior desde 2019", señala el informe del IISS.

¿Qué alternativas existen al Estrecho de Ormuz?

Ante la amenaza recurrente de cierre, varios países exportadores de petróleo han desarrollado rutas alternativas, aunque con capacidad limitada. Arabia Saudí cuenta con el oleoducto Este-Oeste, que conecta los campos petrolíferos del este del país con terminales en el Mar Rojo. Emiratos Árabes Unidos ha construido el oleoducto de Abu Dabi, que permite exportar crudo evitando el paso por Ormuz.

No obstante, estas infraestructuras alternativas apenas podrían compensar una fracción del volumen que transita diariamente por el estrecho. Según estimaciones del sector, menos del 30% del petróleo que actualmente pasa por Ormuz podría redirigirse por rutas alternativas a corto plazo.

Para el gas natural licuado de Qatar, prácticamente no existen alternativas viables en la actualidad, lo que convierte a este país en uno de los más vulnerables ante un posible bloqueo.

¿Qué países serían los más afectados por un cierre de Ormuz?

China, Japón, Corea del Sur e India figuran entre los principales importadores de petróleo procedente del Golfo Pérsico, por lo que serían especialmente vulnerables ante un cierre del estrecho. En el caso europeo, aunque la dependencia directa es menor, el impacto indirecto a través de los precios globales y las cadenas de suministro sería igualmente significativo.

España, que importa aproximadamente el 15% de su petróleo desde países del Golfo, se vería afectada tanto por el encarecimiento global del crudo como por la necesidad de buscar proveedores alternativos en un mercado tensionado. En cuanto al gas natural, las importaciones españolas de GNL qatarí representan cerca del 12% del total, según datos del sector.

¿Qué precedentes históricos existen de bloqueos en Ormuz?

Históricamente, el Estrecho de Ormuz nunca ha sido completamente bloqueado, aunque durante la guerra Irán-Irak (1980-1988) se produjeron numerosos ataques a petroleros en lo que se conoció como la "Guerra de los Petroleros". Este conflicto provocó una intervención militar estadounidense para proteger la navegación, con la Operación Earnest Will, la mayor operación de escolta naval desde la Segunda Guerra Mundial.

Aquella crisis demostró la importancia estratégica del estrecho y la determinación de las potencias occidentales para mantenerlo abierto, incluso mediante el uso de la fuerza militar. Sin embargo, el contexto geopolítico actual es significativamente diferente, con un Irán más aislado internacionalmente pero con mayores capacidades militares y mayor influencia regional a través de sus grupos aliados.

La comunidad internacional observa con creciente preocupación esta nueva crisis en el Golfo Pérsico. El futuro inmediato dependerá de la capacidad de las potencias implicadas para contener la escalada y encontrar vías diplomáticas que eviten llevar el conflicto a un punto sin retorno. Mientras tanto, el Estrecho de Ormuz permanece abierto, pero con nubarrones de tormenta en el horizonte que mantienen en vilo a la economía mundial.

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