
TRIBUNA ECONÓMICA
Joaquín Aurioles
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En el Cole, en la Universidad dentro de la asignatura de Geografía hemos estudiado de todo, desde China hasta los países nórdicos pasando por la Antártida. Pero hay una parte del globo que se lleva la palma… es la historia de Israel. Primero, porque para los que somos cristianos todos los Evangelios son historia de esta Tierra y luego, ahora, todos estamos saturados de los conflictos de estos pueblos que habitan esta zona de la madre Tierra.
Desde los llamados martirio de los santos inocentes en tiempos de Herodes, cuando enterado del nacimiento del Mesías decretó e hizo una enorme matanza de todos los niños que tuvieran hasta dos años. Luego pasados siglos los otros cientos de niños que mueren bajo los bombardeos en Gaza y otras zonas. Ya se sabe que no son pueblos concretos donde la maldad humana se ha cebado durante muchos siglos, pero como ahora, al leer el periódico por las mañanas, enseguida nos topamos con estas matanzas criminales e inauditas.
“Vengo a traer la paz y no la guerra”, ¿dijo Jesucristo? Pero amigo mío qué poco se ha cumplido. De todo el globo terráqueo pocas zonas han sufrido y sufren guerras y más guerras, como si fuera un maleficio escrito en las nubes que cubren el territorio.
Ahora que si Palestina, que si Cisjordania, que si Israel, que si la franja de Gaza vengan bombas, vengan ametrallamiento, vengan tragedias sin límite. No digamos ni comentemos lo ocurrido a sus habitantes, llamados por su nombre y en primer orden los judíos, que han llenado la tragedia en innumerables ocasiones. Lo mismo cristianos que musulmanes que egipcios que romanos. No se puede olvidar la Santa Inquisición.
Pero es más, hace unos días me leí la historia de las Cruzadas, llamadas así los intentos y el desarrollo de conquistar las tierras de Israel donde vivió y murió Jesucristo. Cuando en una de ellas los aliados cristianos de Francia, España e Italia, lograron tras un largo periplo, asaltar las murallas de Jerusalén, y entraron en los llamados Santos Lugares, las matanzas de todo quisque fueron para no contar. Y yo me digo como pueden ser tan fieros y tan terribles hasta los que combaten por el mismo Cristo. Con decir que una vez dentro de Jerusalén (hasta Ricardo Corazón de León) no dejaron pies con cabeza incluyendo mujeres y niños. Y no digamos los musulmanes en sus conquistas. Ningún pueblo se libra de crueldad. Aquello de Homo homini lupus es un cuento de hadas.
La historia de los romanos es el colmo. Después de la conquista de Israel y la destrucción del Templo en el 70 d. de JC. un grupo que quedó rebelde se refugió en la llamada fortaleza de Masada, cerca del Mar Muerto, un promontorio inaccesible. Allí resistieron y muertos de hambre llegaron hasta a ensartar con un alambre y asar a los niños y se los comían como si fueran corderos. Al final se suicidaron los que quedaban vivos.
PD.- Guerra y guerra. ¿Hasta cuándo duraran las guerras entre los hombres? Tristemente no hay pueblo en la Tierra que se libre en su historia de sus atrocidades.
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