Eduardo Jordá Pilar Cernuda

Un final shakesperianoY encima, cartita

Crónica personal

18 de junio 2025 - 03:05

No contento con el espectáculo que dio el lunes con su rueda de prensa en la que solo criticó el lenguaje indecente y soez que habían utilizado sus hasta ahora “mejores amigos”, y no contento con no mencionar las cuestiones de corrupción económica y moral que se viven a su alrededor, Pedro Sánchez ha escrito a los militantes una carta que recoge su versión de lo que está pasando en este país que gobierna de mala manera. En la rueda de prensa mintió descaradamente, desplegó el mapa de una España idílica, con cifras que deberían ser la envidia de cualquier país desarrollado, así que la carta es un dechado de amor a los militantes. Se presenta como decepcionado e indignado por el papel que han jugado algunos de sus hombres de confianza y, sin la menor autocrítica, se presenta como un dirigente que va a “mejorar la vida de la gente con la ilusión y las ganas del primer día”. Pues sí que ha tenido éxito en la mejora… La España socialista, no la sanchista, no oculta su profunda desazón por el Gobierno de Sánchez, los socios de Sánchez, la corrupción que rodea a Sánchez y el desastre al que ha conducido Sánchez a España y al PSOE. Lo cuenta muy bien el artículo que publicó ayer The Times, y no se trata de un periódico desprestigiado, sino todo lo contrario. Da en la diana, retrata al presidente español tal como es y saca al aire sus vergüenzas para que las conozca el mundo. Pero Sánchez, impertérrito, manda cartas a los militantes y denuncia a Feijóo como impulsor de una operación de desgaste para echarle de la Moncloa porque considera que su Gobierno es ilegítimo. Lo que ha dicho Feijóo más de una vez es que es un presidente legítimo “pero no es legítimo lo que está haciendo”. Serán los jueces los que lo determinen. Sánchez no es un hombre respetuoso con la ley. Impulsa campañas de descrédito hacia los jueces que le buscan las vueltas a su familia y colaboradores, ha colocado al frente del TC a un prestigioso magistrado pero excesivamente servicial con el presidente y promueve unos polémicos cambios legislativos que buscan mayor control sobre jueces y fiscales. No se sabe cuánto tiempo podrá mantenerse en la Presidencia, su poder está en el alto porcentaje de españoles con una capacidad asombrosa para ser engañados; sobre todo cuando se dirige a ellos nada menos que el presidente del Gobierno y además es atractivo y conoce los resortes con los que convencer. Se advierten signos de que esta situación bochornosa, de descrédito total, no va a prolongarse mucho tiempo.

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