Andalucía: los riesgos del exceso de confianza

Esta semana se han cumplido tres años de las elecciones que el 19 de junio de 2022 proporcionaron al Partido Popular y a Juanma Moreno una cómoda mayoría absoluta en Andalucía y consolidaron el cambio político que se había iniciado cuatro años antes con la ruptura de la hegemonía que los socialistas habían mantenido en la Junta por espacio de más de tres décadas. El Gobierno andaluz entra en su último año de legislatura en una situación que, objetivamente, podría considerarse envidiable, con los problemas lógicos de desgaste de una larga gestión, pero con un apoyo todavía mayoritario por parte de la opinión pública que se refleja en todas las encuestas. Cuenta además Juanma Moreno con un factor que contribuye a cimentar todavía más su posición: el caos en el que se ha convertido la política nacional y la profunda crisis que sufre el PSOE como consecuencia de los escándalos de corrupción que lo cercan. En medio de este panorama, el intento de lanzar la candidatura de María Jesús Montero como una alternativa sólida de gobierno se ha convertido en una operación que no ha alcanzado, ni de lejos, los objetivos que se había marcado. Aunque un año en la política española es muchísimo tiempo, todo hace indicar que la estabilidad del panorama político andaluz se va a mantener y va a jugar un papel decisivo en las elecciones de dentro de un año. Pero es precisamente ese exceso de confianza el que puede terminar ocasionándole un problema a Juanma Moreno. Los andaluces han visto cómo en los siete años que ya lleva de presidente, y dejando a un lado todo lo que supuso la pandemia, los grandes problemas de la región en los que incide la gestión de la Junta siguen, a grandes rasgos, tal y como estaban cuando gobernaban los socialistas. Ello es especialmente evidente en una cuestión tan sensible como la calidad de la sanidad pública, verdadero talón de Aquiles del Gobierno de Moreno.