
José Joaquín León
El abogado que veía Cádiz desde el Fénix
Con el fallecimiento de José Ramón del Río y García de Sola se nos va uno de los mejores testigos de la segunda mitad del siglo XX gaditano. Existió una ciudad que se movía entre la nostalgia de su pasado americano, las dificultades de un presente en el que se notaba la decadencia, y la esperanza, a pesar de todo, en un futuro que prometía una nueva política de libertades. Puede que uno de los grandes iconos de ese Cádiz de la segunda parte del siglo XX sea el edificio El Fénix, donde Mon del Río tenía su bufete de abogado, y desde donde ejercía como un vigía de esa ciudad a la que tanto amaba.
José Ramón del Río había nacido en la calle San José (justo encima del bar Liba) y vivió durante un tiempo en la Alameda. No perdió nunca las referencias de la Bahía. Aunque se fue a vivir a la Vistahermosa de El Puerto de Santa María, siempre siguió atento y presente en esa Cádiz que tanto quería. Desde su despacho de El Fénix veía esa Bahía que para él era como una calle mayor, por la que venía en el Vaporcito de El Puerto, o después en el catamarán. Fue durante 44 años abogado del Estado en Cádiz. Y ejerció el cargo de presidente de la antigua Caja de Ahorros de Cádiz (sin trincar, pues no estaba remunerado) desde 1975 a 1982. Un periodo en el que realizaron numerosas actividades culturales.
En su biografía se recuerda su pasado político, que lo desarrolló en Alianza Popular, de la mano de su amigo Antonio Hernández Mancha, al que conoció como abogado del Estado. Estuvo colaborando con él desde 1982. Fue vicepresidente del Parlamento de Andalucía. Y después estuvo en Madrid, como secretario general adjunto de AP. Pero lo dejó todo en 1990, cuando regresó Manuel Fraga, y cuando AP dio los pasos para transformarse en el PP.
Su carácter independiente, liberal y libre, quizás indómito, encajaba mal en la política, que había tomado unos senderos donde no predominaba el romanticismo ideológico. Y, ya en el siglo XXI, Mon del Río se transformaría en un gran articulista de Diario de Cádiz y los periódicos del Grupo Joly, con su sección Desde El Fénix, en la que publicaba dos o tres artículos semanales, de temas generales, pero sobre todo gaditanos.
La gaditanía fue su carisma irrenunciable. Y dentro de su gaditanía, el correcto entender del sentir cofrade. Había sido vicehermano mayor de Buena Muerte y fue uno de los impulsores para la recuperación de Afligidos, cuando Ramón Velázquez contribuyó a darle un nuevo impulso a esa señorial hermandad en riesgo de extinción. Mon del Río había sido pregonero de la Semana Santa gaditana en 1976. Uno de los pregoneros del Teatro Andalucía. Un escenario en el que ambos habíamos coincidido.
Era hombre de tertulias y amigos, de hablar de lo divino y lo humano en La Cepa Gallega, en Joselito, o donde fuera menester. Su visión de Cádiz desde El Fénix quedó perpetuada en un libro de recopilación de sus artículos, publicado por el Grupo Joly y la Fundación Unicaja. Presentado en el Casino Gaditano, al que tan ligado estuvo. En ese libro siguen vivos muchos de sus sentimientos. Y en el recuerdo se quedará un gran hombre. José Ramón del Río era un gaditano cabal y leal, que buscaba la verdad, y que fue siempre fiel a sus ideas y a sus ideales.
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