Diabetes infantil, las señales que no debemos ignorar
Expertos médicos del Grupo Quirónsalud subrayan la importancia de detectar los síntomas de manera temprana para iniciar un tratamiento adecuado y prevenir complicaciones

Aunque menos frecuente que en adultos, la diabetes es una enfermedad que cada vez afecta a un número mayor de niños y adolescentes. Detectar los síntomas de diabetes infantil de manera temprana puede ser determinante para iniciar un tratamiento adecuado y prevenir complicaciones a largo plazo. Los expertos médicos del Grupo Quirónsalud insisten en la importancia de estar atentos a una serie de señales de alerta que pueden indicar la presencia de esta enfermedad metabólica.
La diabetes tipo 1, la más frecuente en niños, surge cuando el páncreas es incapaz de fabricar insulina, la hormona que controla nuestro nivel de azúcar en sangre. En estos casos, los síntomas suelen aparecer relativamente rápido y pueden ser muy evidentes. La Dra. Itxaso Rica, expresidenta de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, jefa de Servicio en el Hospital de Cruces y pediatra del Hospital Quirónsalud Bizkaia, subraya la tríada clásica de señales que debe alertar a los padres: poliuria (aumento de la orina), polidipsia (sed excesiva) y pérdida de peso inexplicable.
"Un niño que de repente empieza a orinar con mucha más frecuencia, incluso levantándose varias veces por la noche cuando antes no lo hacía, y que a la vez manifiesta una sed insaciable, bebiendo grandes cantidades de líquido sin motivo aparente, debe ser evaluado por un médico", explica la Dra. Rica. A esta tríada se suma, en muchos casos, un aumento del apetito (polifagia), aunque paradójicamente el niño sigue perdiendo peso. El cansancio y la fatiga también son síntomas comunes, ya que el cuerpo no puede utilizar la glucosa como fuente de energía de manera eficiente.
En ocasiones, los síntomas pueden ser menos específicos, especialmente en niños más pequeños. La Dra. Teresa Domínguez, del servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Huelva, advierte que "podemos encontrarnos con niños que vuelven a mojar la cama (enuresis secundaria), quejarse de dolor abdominal, tener vómitos frecuentes o incluso presentar una respiración más rápida de lo normal". Estos signos, aunque no tan directos, deben generar sospecha y motivar una consulta pediátrica.
Obesidad infantil, la amenaza fantasma
Por otro lado, la diabetes tipo 2, aunque históricamente menos común en niños, está experimentando un aumento preocupante, asociado en muchos casos al sobrepeso y la obesidad infantil, que para el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla, especialista en endocrinología infantil, Dr. Rafael Espino, es la “amenaza fantasma” de la salud de los más pequeños hoy en día.
“El aumento de peso detectado en las últimas décadas del siglo XX en niños y adolescentes es particularmente alarmante por su estrecha relación con el desarrollo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares”. “O revertimos este problema o tendremos una generación con una expectativa de vida más corta que la de sus padres”, asevera.
Por su parte, la Dra. Mónica Peitx, pediatra en el Centro Médico Teknon, señala que los síntomas en este tipo de diabetes pueden ser más sutiles y desarrollarse de forma más gradual. Además, “siempre va estrechamente ligada a la obesidad, excepto en casos muy puntuales”. Un signo de alerta característico puede ser la acantosis nigricans, una coloración oscura y aterciopelada que aparece en pliegues de la piel como el cuello y las axilas. Otros síntomas pueden incluir aumento de la sed, micción frecuente, fatiga y visión borrosa.
Diagnóstico temprano, clave para evitar complicaciones graves
En lo que coinciden todos los expertos de Quirónsalud es en la importancia de la detección precoz. Un diagnóstico temprano posibilita iniciar el tratamiento adecuado, que en la diabetes tipo 1 implica la administración de insulina, y en la diabetes tipo 2 puede incluir cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, medicación oral o insulina. Un manejo adecuado ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre y prevenir complicaciones graves a largo plazo, como problemas cardiovasculares, daño renal, problemas de visión y neuropatías.
Una simple prueba de glucemia capilar (un pinchazo en el dedo para medir el azúcar en sangre) puede ser el primer paso para un diagnóstico y un tratamiento oportuno. No minimizar las señales y buscar atención médica es la mejor manera de proteger la salud y el bienestar de los más pequeños.
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